30.4.08

Surprises.




Esto me recuerda a aquél primer año. Donde nada estaba ni escrito ni definido, y mi atención intentaba decidir qué elementos serían dignos de poseer para un posible futuro más enriquecido. Y hay muchas cosas que no conté, porque hay muchos sentimientos que no hay por qué contar, cuando no estás seguro de ellos. Y me acuerdo de aquella mañana de Mayo, tumbada al sol en ese parque, siendo consciente de que ella estaría llegando a la estación de autobuses y se encontraría con él, que también llegaba. Ambos llegarían a la que ya era mi ciudad, para irse de nuevo. Y él había sido un absoluto cobarde, pero mis ojos, dejando de ser vírgenes de la mentira, habían transmitido a mi cerebro la idea de que, efectivamente, estaría con ella. Y aún sigue con ella. E incluso, ahora, me iría a vivir con ellos, y seríamos amigos infinitos, porque somos los tres para cada cual. Pero eso se me olvidó tan pronto como vino. Había sido un arrebato, realmente no le había conocido. Sólo imaginado, idolatrado. Esta vez es delirante, de diferente. Esta vez la entrega llegó con el tiempo, con los problemas, con sumirse en una espiral que yo dirigía. Dar soluciones todo el tiempo es algo que cansa, porque al final necesitas tú una propia solución, y debe dártela otra persona. Es absurdo querer a alguien, y al mismo tiempo hacer de él y quererte externamente. Es vomitivo. Es algo que ya sabía que pasaría. Desde el primer momento de confusión sabía cómo se encadenaría todo. No sabía las formas, los colores, las palabras, las ideas. Pero sabía cuál iba a ser el proceso. Y me armé de paciencia, porque me encontraba ante una ecuación digna de mis quebraderos de cabeza con aquellas putas integralesinterminables. Y pensé que podía solucionarlo. Pensé que, ya que conocía la causa, también tendría que hablar de la solución. Pero eso se hace con una ecuación. No con sentimientos que ni controlas. Y desde luego no cuando el problema no eres precisamente tú. Todo ello te engancha y te hace dudar de lo que realmente has sentido. Pura obsesión, puro interés desinteresado, puro orgullo por la humillación de turno. Éso no es amor. Éso es resolver una ecuación. Y las matemáticas, si no son resueltas, son la puta cosa más odiosa del mundo. Claro, que siempre puede ser peor. Siempre puedes escuchar hasta el último momento que has importado a alguien, que alguien jamás se olvidará de tí. Y siempre puedes, horas más tarde, descubrir el sucio trasfondo, cómo pueden hacerse dos cosas incompatibles meramente compatibles. Así que aquí estoy, esperando mi vida, y no la de otros. Sabiendo que ella, esta otra, esta cualquiera, esta que creo sustituye, llegará a la estación de autobús, que en momento determinado se encontrará con él, que la común situación bañada en alcohol sumirá dos bocas en resumen, que las camas se compartirán, que una casa hablará por sí sola, que la intención es clara, de surrealista. Que apenas unos días son suficientes. Que dos y dos no son cuatro. Y que llegados a ese punto, no puede más que importarme absolutamente nada. Si la verdad tiene un límite, la mentira también. Asco, odio, repulsión, desconfianza, arrepentimiento e indiferencia en cuanto a lo bueno se me han presentado en bandeja. Y lo triste no es eso. Lo triste es que me dé la risa, porque he tenido un mal sueño de muchas, muchas horas, pero ya llegó, de una puta vez, el maldito día, y con él, despertar.

5 comentarios:

A las 5/02/2008 1:32 a. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Ba,
una vez mas me impresiona tu arte de transcribir emociones, sentimientos, (in)conscientes en palabras.

Me llamo bastante la atención también por asuntos personales, pero eso es otra historia...

una mini-reflexión sobre esa frase tuya:

"Dar soluciones todo el tiempo es algo que cansa, porque al final necesitas tú una propia solución, y debe dártela otra persona. Es absurdo querer a alguien, y al mismo tiempo hacer de él y quererte externamente."

¿ y si al final una solución a ese eterno problema era simplemente dar sin esperar *nada* a cambio, a ver lo que surja del otro, de la otra ?

un beso.
fran.

 
A las 5/02/2008 2:35 a. m. , Blogger Ba ha dicho...

Bah, Fran, de eso se trataba. Lógicamente nunca das en estas cosas con la mera obsesión de recibir. Piensas recibir ALGO, claro, pero no sabes cómo ni qué. La historia va por otro lado. Y, sobretodo, la historia va de que es pasado y soy plenamente del presente. Y poco a poco, me va gustando más. Es mi vida. Y puedo compartirla con alguien, pero sin que deje de ser mi vida y sin perder el sentido natural del BENEFICIO.

Básico, lógico y simple. Un besazo enorme! Y qué decir.. no sé cómo aguantas leyendo tanta parrafada ;)

 
A las 5/03/2008 1:47 a. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Y qué decir.. no sé cómo aguantas leyendo tanta parrafada ;)

Quizás simplemente porque tengo placer leyendo las ...
Quizás simplemente porque tengo placer leyendo te ...
Quizás simplemente por un poco de los dos ...

Me gustan los placeres de la vida.

Cuidate.

 
A las 5/04/2008 2:38 p. m. , Blogger Ba ha dicho...

Si te gustan los placeres de la vida, leer esta clase de diarreas mentales no es productivo. Dame tiempo, prometo volver a otras cosas. La imaginación se me ha jodido y el servicio técnico no me hace ni puto caso.

Un besazo

 
A las 5/07/2008 12:43 a. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

el tiempo no cuenta. nunca. tomate el que quieres.

y leerte es muy productivo para mi placer sabes... :-)

Cuidate Ba. Un gran beso también..

... y felicitación por tomar por fin el volante (^_^)

 

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