3.2.09

A number of months as hours has the day

Por supuesto que me acuerdo y claro que es como si recibiese de nuevo el impacto ahora mismo. La putada de las emociones, de los impactos a éstas es que, pase el tiempo o no, eres capaz de revivir ese aplastamiento del meteorito, sea benigno o maligno. Y es que, es acojonante que vayan detrás de tí, ¿cierto? Es tremenda esa sensación de que finalmente a alguien le importas la hostia en verso y qué bien que parece que la manera de que nunca deje de hacerlo es a través de que se den sutiles detalles que demandan una respuesta digna de poder ser clasificada como "obsesión nº infinite". Claro, que toda conciencia del tema posible es inconsciente. Sí, debe serlo, tanto como el que conduce borracho y se pega la hostia, pero no se mata él, sino otros. No, mejor, es egocéntrico por parte del que se mata, a ver qué coño pintaba ahí. Total, él estaba en mi camino y que yo fuese borracho o no, allá películas. Que se hubiese quedado en su casa. Yo tenía derecho a beber. Y por supuesto, a conducir después.

Algo así como frases sueltas captadas de un cuento japonés, de ésos que se deben leer al revés, de derecha a izquierda, por aquello de la convicción primeriza (dícese ignorante, inocente, inconsciente) que ahora te va a ser derruída, como el detalle a modo de ratón que tira por tierra al elefante:

- Ay, querida, para ofrecerme de todo menos eso, me lo estás poniendo difícil...


A veces, en momentos reflexivos de la vida ésta, uno se cuestiona si debería empezar a ser un poco más hijo de puta. Al instante te ríes, porque es de ese tipo de cosas de las cuales estás en contra. Sí, pero te ríes porque no cumple la regla de ese tipo de cosas, que básicamente es que si acabas compartiendo algo que antes rechazabas, ocurre sin que apenas te des cuenta. Y plantearse ser un hijo de puta, me temo, es hacerlo cantando los segundos que transcurren.

Todo eso de que la gente no pregunta, sino que quieren que les preguntes; quizás quieran que les digas "eso no se hace, eso caca", y luego les pongas el hombro, el cual quizás hayan jodido tocando esa mierda; se me ocurre que incluso pretendan imponer su propia ideología de vida a la hora de querer a alguien, con la contradicción por facha. Pero a veces, con suerte, alguien te susurra al oído:

(26.6.08) "Lo jodido, lo que realmente jode aceptar cuando tu coco siempre se ha escudado en lo otro para mantener la cordura, es que dicen la verdad. Blablabla? Sí. Blablabla II? Sí. Blablabla blablabla blablablablablabla? Sí. AHORA: Blablablabla bla blablabla BLA? Sí. Y blablabla? Posiblemente. ¿Quiero yo que se me blablabla así? No. Es lo que hay que tener claro: qué quiere uno, no qué le ofrecen los demás. Es... es que la gente tiene unos caos internos que no son ni medio normales. Hay gente que sabe manejar su caos, e intentar que haga el menor daño posible al resto, y hay gente que, o ni siquiera lo intenta, o el caos le supera, y la acaba liando.
Pero, lo chungo, es que la mayoría de las veces todas esas vendidas de moto pasan por habérselas autovendido antes. Se hacen desde el convecimiento de estar diciendo la verdad, y de querer nada más que algo bueno. Poquito lo de mirar en su interior, y por eso creer que se está haciendo lo correcto. Y así, te dan por culo, porque no se paran a pensar en lo que llevan dentro. No es que sea malo, pero jodes a la peña... y todo el mundo tiene un límite".

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