15.2.10

La peculiaridad de la leña verde

Yo me considero y me consideran una persona, digamos, especial. Eso es bueno y eso es malo. He aquí el quid de la segunda cuestión del día que hoy nos atañe, cerebrito.

Están muy bien los platos que consisten en arroz, tomate y un huevo frito. Están cojonudos, de hecho. Parece ser que atraen un poco menos a la crítica infalible de, pongamos, revista X, miembros de Esplendorosa Cocina X. Por su simpleza. Como la simpleza de escribir a base de frases cortas, y ahorrarse con los puntos y seguidos mogollón de enlaces entre las ideas que te van surgiendo. Pero esos platos y estos puntos son infravalorados. Parece ser que para alcanzar el criterio de calidad y validez de la elaboración de las pelotillas de los pies uno tiene que contarlo siempre de forma extra original. No vale con decir "tío, mira qué bola más perfecta". Tienes que decir "tío, mira qué circunferencia rellena de materia oscura ha surgido del concreto masajeo de las yemas de mis dedos". La segunda opción es interesante, pero he tardado en escribirla un par de segundos más que la primera, y he dicho exactamente lo mismo. Hay dos opciones más, dentro de lo que eso puede significar:
- que me sale solo porque soy así de guay y no es que naciese defecando información original sino que tuve la oportunidad de serlo por factores ambientales X, Y y Z e interés posterior en cosas que han alimentado el "don".
- que estoy hasta las narices de ser poca cosa, aunque no lo sea, y necesito ser original me cueste lo que me cueste. Esto es, tiempo, más tiempo y, en la mayoría de los casos, tiempo inútil que deriva en "Tú, lo que eres, es gilipollas".

De los que contemplan la segunda opción de cada cosa, suele coincidir que alumbran cual luz de neón al principio y posteriormente les empieza a oler el plumero porque, evidentemente, de tanto tiempo intentando ser original han perdido mogollón en dedicarse a lo que realmente merece la pena, que, no es por nada, es aquello que provoca la mejor originalidad de todas. Esto debe ser una especie de secreto en susurro y bastante fóbico, porque una vez que uno invierte en la Downward Spiral de la Complejidad Soplapollas es bastante difícil salir, o directamente, ser una persona normal.

Aquí normal significa no ser una persona con unas carencias tan básicas como el mear, sólo que en habilidades sociales. La ironía está en el aire, el mundo al revés, el que cuesta ver y el que reúne las condiciones para decir "vale, una lección más".

El caso es, yo también soy especialita. Bastante, de hecho, y por eso me he ido rodeando a lo largo de mi existencia de muchos personajes que si bien me han hecho reír con cosas que nadie parecía haber dicho (Rob Gordon dixit, Alta Fidelidad), si mal me han puesto de narices con unas decepciones de aquí al espacio exterior. Esto puede significar dos cosas:
- que soy retrasada mental y no las he visto venir.
- que las he visto venir y consideraba que aún así no llegaría a pasar por aquello de amistad, paz y alegría y la música y las drogas y las conversaciones deluxe.
- que cuando alguien es del tipo inestable que no sabe ni cómo se llama y esconde la intención de parasitar para que tú se lo digas de X o Y forma, es bien difícil que cierta constancia funcione.


Lo que viene siendo, tirando del maravilloso recurso que es poner ejemplos, como cuando Rob (Alta Fidelidad again) queda con Charlie después de varios años para matar a los fantasmas del pasado y se da cuenta de que su idolatrada traumática ex, Ama del Universo,sólo suelta chorradas por la boca, y la originalidad pasa a un plano en el que uno está en el cielo pero las nubes no saben a nada y, además, eso de poder sentarse en ellas no existe.

Con lo cual la decepción se convierte en un análisis causal bastante majo que, si bien pollas y la cosa enerva de la misma forma durante los diez minutos (u horas) siguientes, el resultado es un Don't you fuckin' know what you are? A coward.

Y eso libera de bastantes cosas.





2 comentarios:

A las 2/15/2010 12:12 p. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

La leña verde lo que tiene es que no prende! pero calentarse se calienta!

Entre decepciones siempre hay acepciones, aunque sean las menos. Y esto es porque si uno es una excepción (eso sí, confirmada por la regla), sus acepciones son excepciones y la norma siempre fue mayoritaria (aunque sólo en número).

Pero, ¿sabes lo bueno? que una excepción sólo tiene que despojarse de su handicap (o como se escriba) para formar parte de la norma, y eso es muy fácil, aunque no dura eternamente; pero la norma que lucha por la excepcionalidad primero, se le ve el plumero y, segundo, no consigue la confirmación de su propia regla ni de coña.

Ale mulleriña! A darle duro al exámen de mañana en el webal!

 
A las 2/15/2010 2:45 p. m. , Blogger Ba ha dicho...

Pues has venido a decir lo que yo: la leña verde no prende ;)

Y thanks! A ver qué tals..

 

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