16.6.08

Infinite sights




No sé cómo pudiste pensar que la incertidumbre te dejaría tranquilo. Es una sencilla sombra que grita esplendor cuando más brillas. En la oscuridad, en la oscuridad sólo ves cien mil sombras como ésa. No te preocupa una mierda si cabe la posibilidad de mantener la calma, sólo alcanzas a preocuparte por quitarte todas esas sombras, porque son como mil abrigos en cualquier tarde de Agosto en uno de esos bancos de cualquier pueblo en el que gobiernen las salamanquesas. Y no sé, yo no sé cómo pudiste pensar que todo viene para quedarse. Que las células que observas de tu mano están ahí desde que naciste. Que la felicidad tiene muchas caras, y nunca se queda con una porque toda evolución tiene un precio que no estás dispuesto a pagar hasta el final. Bravo por esos malditos instantes de suma melancolía, dirigiéndola a nuevas certezas. Y bravo por el siguiente instante, notando cómo la sangre se pasea por las venas sin límite de velocidad, poseyendo autocontrol y sabiendo que cualquier día las estanterías se caerán, te colocarás debajo del marco de la puerta y disfrutarás viciosamente del nuevo terremoto que, como las tormentas, no dejan de ser una mera atracción de feria. Y a mí, que no dejo de ser otro puto conjunto de células, no hay diversión que más me merezca.

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