25.6.08

Visitar la despensa




A veces las sorpresas vienen vestidas de negro. Un negro sin más, uno que da mucha pereza describir porque realmente sólo te sale decir que es negro. Complicarlo aún más sería despellejar cada célula muerta de esa herida que lucha por volver a ser superficie útil, y servir de algo más que víctima implacable a la que curar. Otras sorpresas vienen de blanco. De un blanco que, como lo que el mundo conoce por blanco, deslumbra y quizás deje ciego una temporada. La palabra temporada, sin embargo, alberga muchos matices. El lenguaje es un juego, y quizás a tu derecha se refieran con temporada a un instante. Pero eso tú lo interpretas, y le contestarás según tus términos y pareceres. Es complicado. Todo es complicado, y aquí estoy: definiendo, sin esfuerzo ninguno, lo que me parece el negro y el blanco. Me acuerdo de aquella vez que, siendo sustancias psicotrópicas quienes gobernaban mi consciencia, medité lo que a mí me parecieron siglos y fueron cinco minutos: no menos que solté un "el bien y mal", a alguien que tenía el culo posado junto al mío. Ya hay muchos cuerpos humanos que han hablado de eso, y a mí me apetece compararlo con negros y blancos. Suele atribuirse negros al mal, y blancos al bien. Tan absurdo como común. Pero así es, y no puedes cambiarte a otro planeta.

Me gustaban estas conversaciones, y me siguen gustando. Poco a poco las caras con las que lo compartes van cambiando, bien por el paso del tiempo o bien por el paso de la gente. El caso es que ambas cosas vienen y se van, y el tema de la película es el mismo, ligeramente pasado por algunos filtros que matizan todo según su descubrimiento. Y debería parar de relacionar, porque no está hecho el mundo para ello. Cosa que me viene dando igual.

Finalmente hay sorpresas rojas. Suelo ver algo rojo cuando realmente no me lo esperaba. Puede que ciertas palabras te sumerjan en un instante rojo, al que luego tienes que aclarar para no acabar tintado. El rojo es maravilloso. Pero no deja de ser un color, y no deja de ser un color inventado en este mundo. Por eso se convierte, innatamente, en perecedero. No sirvo para indirectas. Todas son directas.

3 comentarios:

A las 6/26/2008 12:19 a. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Molaría tener los culos pegados más de vez en cuando.

 
A las 6/26/2008 5:56 p. m. , Blogger Ba ha dicho...

Anónimo, esta vez no sé quien eres.

 
A las 6/26/2008 10:55 p. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

no en todo el planeta el mal es negro, el bien es blanco ...

y no tiene nada que ver (o si quien sabre), pero parece que pasado una cierta edad (20-25), solo vemos los colores por memoria de lo que nuestro cerebro registro como eso es blanco, eso es negro, eso es rojo ...

:-). sigue, sigue latiendo por favor.

 

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