9.12.08

Y


Y de repente aparece la imagen del hombre que acaba de ser degollado, que convulsiona y despide borbotones de sangre por toda su garganta abierta. Y es rematado de un disparo, no sin antes habérsenle quedado dos, tres, cuatro y más segundos mirándolo de esa forma.

He visto la película de Truman Capote. Es supuestamente biográfica, aprovechando para ello el transcurso que pasó mientras se interesó y documentó para su libro A sangre fría. Ese mismo con el que llevo dando el coñazo a todo aquel que conozco durante meses. Aún no me lo he terminado, me falta muy poco. Pero tenía curiosidad por ver la película, más que nada por confirmar una especie de sospecha acerca de Truman, acerca de su puntillosa orientación hacia el motivo por el que la barbarie humana puede darse y un extraño tufo a su posibilidad de perdón. Sabía que era gay. Muy gay, si cabe decirlo. Con una forma un tanto peculiar de ser. Que fuera gay está relacionado con su peculiar forma de ser. Daremos por hecho que todo en esta vida es una especie de cadena relacionada y que, a pesar de se lleve el rollito progre de la tolerancia, eso no significa tomarse las cosas por el pito del sereno y sentirse atacado si los actos de una persona se relacionan con su historial.

A ver si estamos donde estamos.

Es muy normal no superar una serie de cosas. Sobretodo cuando esas cosas se dan en la infancia o básicamente en la época en la que tanto el cuerpo como lo demás está reblandecido y es cuando mayor efecto tienen todos los "insectos", malignos y benignos, que lo atacan. Apuntan una dirección, dirección que se subdivide en muchas más, pero emocionalmente hablando es una paliza al futuro si se dan unas condiciones teóricamente anormales para con lo establecido y eso condiciona a la pera y ésta no madura. No sé si se entiende. De hecho, no sé si se quiere entender.

Truman se interesó por el brutal asesinato de dos individuos a una familia entera. Iban buscando una caja fuerte repleta de dólares y no la encontraron. Si bien su plan inicial era no dejar testigos vivos tras el robo, aunque se tratase de 4 u 8 personas, los asesinaron a pesar de no encontrar ninguna caja fuerte. Sin embargo, Truman traspasó sus ganas de escribir un mísero artículo sobre el tema a hacerlo para un libro por dos razones. La primera es que uno de los asesinos le impactó profundamente. La segunda razón fue la yuxtaposición de la sociedad americana plácida, beata, trabajadora y sumamente pacífica (hasta en el momento del atraco no ofrecieron ninguna resistencia, y no por contar con la falta para ello) con la desviada sociedad de a pie de calle, la de estos dos degenerados. Esta segunda razón de interés me parece muy lógica como reflexión, quizás aviso. Sobretodo teniendo en cuenta que a partir de ese asesinato se dieron muchos más. Esa yuxtaposición de sociedades dentro de una misma pareció muy sencilla. Supongo que también muy aprovechable. Pero la primera razón me choca. El ser humano es capaz de impactarse por la humanidad de otros. También es lógico. Lo interesante es cuando este mismo ser humano es capaz de impactarse por la humanidad de otro que no lo es. Aunque aquí me desvío. ¿Humano que no lo es? Los psicópatas de este estilo son más humanos que nadie. El concepto de humano no es el de un ser civilizado. Eso nos lo hemos inventado las personas. El ser humano en su pura especie no es más que un animal que también mata para comer. Cambiamos comer por otro tipo de satisfacciones más desarrolladas y tenemos el espectáculo general de esto que llaman el por qué, el cómo, el cuándo y hacia dónde.

Sí. Choca que el hecho de que lo que llevase a extenderse sobre el tema fuese impactarse sobre uno de los asesinos. Que emitiera en su obra un tufo hacia la idea de excusarle, o perdonarle. No digo comprenderle. Cosas como estas hay que comprenderlas, pero hay que hacerlo objetivamente, no dejándose llevar por las emociones que surgen de la historia personal de cada uno. De cosas sin resolver. Si lees su libro, acabas conociendo a la perfección a los dos asesinos. Sobretodo al más cruel de los dos, que a la vez era el más dócil en apariencia. La madre alcohólica de este asesino en cuestión se suicidó, dos de sus tres hermanos se suicidaron, su padre se dedicó a hacerle trabajar y viajar impidiéndole ir a la escuela. Con el plus de vivir en condiciones muchas veces infrahumanas, es un cuadro estupendo para que pueda llevar a cabo uno, dos y cuarenta asesinatos. Ya no es conseguir el hecho de querer comida, dinero, asuntos materiales. Es querer cariño, atención, reconocimiento. Todo lo que no ha tenido en su vida. La falta de todo eso hace odiar. Cuando esa falta llega a una especie de asíntota en la que es imposible recibir lo que pretendes, hay quien tiene construcción necesaria para asumirlo, aceptarlo y dirigirse hacia una solución (con o sin ayuda, que si la humanidad ha sobrevivido es porque ese tipo de debilidad no es precisamente involuntaria), y hay quien no tiene apenas esa construcción y, con su único ángulo de prisma, acaba como estos dos o de forma parecida. Es lógico, evidente y más de uno con el que te cruzas a diario lo lleva dentro en grandes cantidades.

Truman había llevado una vida parecida. De hecho se reconoció en este asesino y eso le produjo un especial enamoramiento de su situación. Y ahí voy. Me parece estupendo que escribiese ese libro y otros muchos suyos. Obras de arte, literalmente. Libros que aportan el hecho de que enfoques muchas cosas de manera diferente. Y me parece alucinante, con todas las mayúsculas del mundo, el detallado análisis que este hombre era capaz de hacer sobre las cosas y, en especial, como lo hizo en A sangre fría. Pero no tolero, es que ni siquiera reconozco una mísera de posibilidad de razón en el hecho de justificar a las personas que cometen tales actos, o parecidos, por su historia personal. Y Truman sería gay y también tendría una infancia horrorosa, pero eso no le otorga el derecho a resguardarse en su etiquetita de supermercado para hacer X o Z. Quien dice Truman dice este par de asesinos. Da muchísimo asco ver cómo aún hay gente que pretende colarte la idea de que hay veces que uno no sabe lo que hace. Si no sabes lo que haces probablemente estarás bajo los efectos de algo que te lo provoque, cuya ingesta habrás determinado tú. Por lo demás, ni me creo las voces de la esquizofrenia ni me creo otro tipo de gilipolleces que vienen a excusar a la especie humana del lado cínico que pretende civilizar.

Los dos hemos tenido prácticamente la misma infancia.
Tú has llegado a ser un asesino. Saliste por la puerta de atrás. Eres despreciable.
Yo he llegado a ser un escritor. Salí por la puerta principal. Soy más listo.


¿Conclusión? Si juzgases a cada persona por lo que realmente es, odiarías a todo el mundo. Woody Allen es insoportable y despreciable, pero tiene ciertas películas sublimes (no, las de ahora NO). Trumancito era muy prepotente y víctima, acaparando la atención a cada minuto, por dosis doble, por no haberla tenido equilibrada, pero escribió A sangre fría y otras maravillas también sublimes. Así que no hay por qué ponerse en un plan hiper chungo con el personal. Pero creo que, truth be told, hay que atisbar por dónde pretenden enfocarse las cosas, y qué se intenta manipular con ellas. Aunque su maquillaje y construcción sea maravillosa, estupenda y demás sinónimos de delirio.


1 comentarios:

A las 12/10/2008 1:07 p. m. , Blogger Quico ha dicho...

"¿Humano que no lo es? Los psicópatas de este estilo son más humanos que nadie. El concepto de humano no es el de un ser civilizado. Eso nos lo hemos inventado las personas. El ser humano en su pura especie no es más que un animal que también mata para comer. Cambiamos comer por otro tipo de satisfacciones más desarrolladas y tenemos el espectáculo general de esto que llaman el por qué, el cómo, el cuándo y hacia dónde."


plas plas plas plas plas

Grandioso.

 

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