2.1.09

Who would not dare desert you

El corazón se enfureció y exigió. Y total, para qué. ¿Para articular alguna estrategia imbécil? ¿La procreación? Algo le dijo aquél asunto de que un gigantesco número de esperma compitiera por un simple óvulo, y no todo lo contrario. La hembra, en cada caso, atendía a la demanda de un solo óvulo. Mientras, cada macho tenía a millones y millones de espermas gritando “déjanos salir, déjanos salir ya”. Era como esos anuncios personales, llenos de requisitos, donde por si fuera poco, se añadía: fumadores, abstenerse.

1 comentarios:

A las 1/03/2009 1:33 p. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Necesitas un buen ventanal abierto y mucho aire del de verdá pasando.Seguro que luego llega algo cojonudisimo

 

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Hey! Me tryin to meet you

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