28.4.09

Good luck

Y sobre lo de tus premoniciones, dime: si estabas tan seguro de que te la ibas a pegar, ¿por qué no lo dejaste? Si hubieras dejado la moto quieta y no te hubieras montado no habría pasado nada, ¿no?

La respuesta, con ser muy simple, en cierto modo también quedaba en nebulosa.

No. Porque si algo tiene que pasar, lo único que puedes hacer es confiar en que no pase. O que sí pase, depende. Mientras estás vivo siempre hay algo esperándote, y aunque sea malo, y sepas que es malo, ¿qué puedes hacer? No puedes dejar de vivir. Como en mi sueño. Estoy en África. En una selva. Y me abro paso entre los árboles en dirección a un árbol que se levanta en solitario. Dios, huele mal, el árbol ese. Me da náuseas. Apesta. Pero es tan bello de mirar... tiene hojas azules, y le cuelgan diamantes por todas partes. Como naranjas. Por eso estoy allí, para coger un buen montón de diamantes. Pero sé que en cuanto intente hacerlo, en cuanto alargue la mano para cogerlos, va a caer sobre mí una serpiente. La serpiente que guarda el árbol. Una hija de puta gorda que vive en las ramas. Lo sé de antemano, ¿entiendes? Y, Dios, no sé cómo enfrentarme a la serpiente. Y pienso: bueno, correré el riesgo. En resumidas cuentas: tengo más deseo de los diamantes que miedo de la serpiente. Así que voy a coger uno. Ya lo tengo en la mano; y cuando voy a tirar de él, la serpiente se me echa encima. Luchamos, pero es una hija de puta resbaladiza y no puedo agarrarla con fuerza. Me está aplastando, oigo cómo me está partiendo las piernas. Y ahora viene la parte que me hace sudar sólo con pensarla. Y es la siguiente: empieza a tragarme. Por los pies. Como si me hundiera en arenas movedizas.

No está interesado en absoluto en su sueño.

¿Y? ¿Te tragó la serpiente? ¿O qué?

Déjalo. No importa.

Yo soy normal. Sólo sueño con nenas rubias.

Pero vaya si importaba.







2 comentarios:

A las 4/28/2009 10:44 p. m. , Blogger El fumador ha dicho...

Anda que no se me han comido veces las serpientes...

 
A las 4/29/2009 5:34 p. m. , Anonymous Anónimo ha dicho...

Esto te lo leído yo ya, creo... pero no sé dónde.

Y la duda que me corroe es: ¿Te dije en su momento lo ENORME que me parecía? Pero enorme del verbo "gigantesco", ¿eh?

La serpiente siempre está ahí. El quid de la cuestión es tener las uñas largas, para rajarla desde dentro cuando se te haya tragado y ya esté confiada, y salir a darte una vuelta y a seguir cogiendo diamantes.

 

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