26.8.09

The Cause


La Convención Australiana de Gnomos ha salvado a 1.500 gnomos de jardín de un gnomicidio masivo. Su dueña falleció y los compradores de su casa iban a destruirlos. La convención los recogió y les ha encontrado nuevos hogares... con jardín, claro.




La Convención Australiana de Gnomos es la némesis del Frente de Liberación de Gnomos de Jardín. Ésta es una organización política clandestina, siniestra y con muy mala leche dedicada a la lucha contra la jardinería opresiva a nivel mundial. Aunque los objetivos declarados del FLGJ son claros (acabar con la dominación de la población gnómica o gnomense en todo el globo) algunos informes señalan que su verdadera vocación es dominar el mundo.
Durante la emisión del capítulo final de David el Gnomo, un grupo de amantes de la libertad se percataron de la opresión y dolor que los alegres gnomos de jardín sufrían a manos de sus propietarios humanos. Forzados a vivir paralizados en ridículas posturas, bajo el frío y la nieve, lejos de sus amados bosques, los gnomos lloraban en silencio la humillación de la opresión humana.

Y esto es todo lo que necesitais saber, porque estoy de exámenes y no hay tiempo para más, joder. Los detalles vendrán, parece ser, a partir de Octubre. Dos camaradas, una cámara, una butaca y un sombrero. Quizás más candidatos unidos a la causa. Uniremos las fuerzas y daremos una solución alternativa a la que estas dos empresas realizan.



Look at his eyes. Join us.

25.8.09

:)




I'm sittin' in the railway station
Got a ticket for my destination
On a tour of one night stands
My suitcase and guitar in hand
And every stop is neatly planned
For a poet and a one man band

Homeward bound
I wish I was
Homeward bound
Home, where my thought's escaping
Home, where my music's playing
Home, where my love lies waiting
Silently for me

Everyday's an endless stream
Of cigarettes and magazines
And each town looks the same to me
The movies and the factories
And every stranger's face I see
Reminds me that I long to be

Homeward bound
I wish I was
Homeward bound
Home, where my thought's escaping
Home, where my music's playing
Home, where my love lies waiting
Silently for me

Tonight I'll sing my songs again
I'll play the game and pretend
But all my words come back to me
In shades of mediocrity
Like emptiness in harmony
I need someone to comfort me

Homeward bound
I wish I was
Homeward bound
Home, where my thought's escaping
Home, where my music's playing
Home, where my love lies waiting
Silently for me

22.8.09

Operation rescue

No hay spoilers. Come on:





Escenón tan brutal que no puedo dejar de hacer palmas con las orejas cada vez que lo veo. But sometimes esta serie empieza a tocar las pelotas, en el sentido de que acabas harto de que sólo haya muerte por todos lados, es decir, recreación de ésta. Y tiene la magnífica cualidad de meterte en ella hasta el punto en el que tú eres ellos y el resto de ellos son los tuyos. Así que yo quiero mucho a esta serie, pero la otra noche tuve que dejar un capítulo a medias porque según avanzaba cierta escena (no la que acabo de poner, sure), yo iba buceando en un ataúd cada vez más pequeño. Que lo haré, a nadie le cabe la menor duda... y aunque te impulsa a espabilar más y a no perder ni un ápice del tiempo en cosas que no lo merezcan y blablabla Bender es genial, pues, básicamente, hay días y días (o noches y noches).

Pero que ése no era el caso, joder. El caso es que veais esta escena tan enorme, y punto.

21.8.09

The big detail

Es el pleno siglo XXI. Sin más rodeos, un siglo donde uno se queda en casa, suprimiendo contacto real por un contacto con el teclado, dando pase de su vida privada a un buen número de desconocidos que, con la tontería, pueden y lo hacen: interfieren con el contacto real que tengas. O en otras palabras, internet jodiendo relaciones. Así de llano y así de simple.

¿Y la culpa, de internet? Oh, come on. Me he extendido tanto en este tema durante X años que voy a resumirlo en una frase, de puro cansancio: la culpa es del gilipollas que permite que eso ocurra. Es decir, no hay efecto sin causa. No existen los milagros, ni las coincidencias, ni los cuentos de magia en los que agitas la puta varita y se desencadena el caos. Excusas de crío de cuatro años que apenas ha empezado a saber mentir, las justas.

Con todo, y al tiempo (y cuánto tiempo ha y qué cercano parece) descubres que no eres la única persona que ha mamado mierda de un núcleo de contradicción supuestamente ¿virtual? en el que, paulatinamente, desarrollas una capacidad de duda mayor que el número de conexiones que un cráneo puede albergar. En su sano juicio, quiero decir.

Con todo, tú siempre pareces ser el culpable. Primero, por el adjetivo que se te otorga, al reaccionar a lo que te están poniendo en las narices. Segundo, tú mismo te autoflagelas pensando que bendito imbécil integral estás hecho, haciendo caso a una dosis de telenovela de treinta meses seguidos.

Pierdes tiempo, pierdes energía, pierdes fe y pierdes tiempo otra jodida vez, para nutrirte con pasteles hechos con abono en vez de con algo que te impulse a seguir creciendo. O por lo menos, a mantenerte en la línea anterior, que suficientemente buena era.

Pero he escrito tanto y tantas veces sobre las causas y los efectos de un tema así, viva decirlo, por haber tragado vergonzosamente con ello, que me supone un esfuerzo sobrenatural repetirlo todo y más que eso, bostezo de aburrimiento como sólo un conejillo de indias sabría hacerlo, a merced del experimento número mil. Imaginemos, en analogía, que ese experimento está destinado a encontrar la jodida piedra filosofal que otorgue al experimentador, con carencias de aquí a Nueva Zelanda, una diversión sin límite. Una persona que se niegue al hecho de que si el cobaya A está ahí el cobaya B no cabe, difícilmente va a poder tener ambas opciones sin una especie de descuartizamiento del cobaya A, cuyos trozos queden alrededor del B y así quepan juntitos en el mismo sitio. Ya no digamos si encima hay cobaya C, y D, y E... dependiendo de la oferta de temporada. Un chollazo de experimentador.

Puedo ser muy directa, y muy clara. Puedo hacerlo de forma combinada con paciencia, con la creencia de que tiene un sentido y va dirigido hacia una solución. Y así me luce el pelo, porque las cosas no funcionan así. Así que te topas con mil cosas perdidas que ahora, que de repente tienes tres años más, empiezas a recuperar. El tono victimista, señores, no es otro que el del pobre experimentador que en su caritativa intención metía la zarpa hasta el extremo de la escala de fatalismo. No hay en esta historia más tonos victimistas que ese.

Whatever, y por circunstancias que no vienen al caso, he chocado con una historia parecida y, sin conocer los detalles, que ni falta hace, he comparado. Inevitablemente. He visto cómo otro ejemplo de experimentador, no sé si a la altura del de antes, lleva meses intentando enterrar su cagada, o múltiples cagadas, o lo que sea, y como sea. No me meto en qué deberían hacer con él, ni en juicios de ninguna clase. Pero estoy impactada de la insistencia ante su cagada, de la dedicación, de lo que arriesga, de esa forma de desnudarse hasta el punto del ridículo ante quien haga falta para conseguir su objetivo, que no es otro que estar con la persona que quiere.

Las conclusiones que saco de la comparación son tristes y tienen mucha mala hostia, que ya me gustaría erradicar del todo cuando pienso en este tema. Cuando sientes que sólo tú estás al frente de la solución del problema, sin ser parte de él, y acatas la responsabilidad de una madre educando a su retoño, llegas al punto de saber que no puedes contar con la otra parte para ello, que vas a ser tú, con tus nuevas historias y con lo que hagas al respecto quien mande a tomar por el culo tantísimo recuerdo desagradable. De hecho, cuando uno se lo guisa todo, la comida sabe infinitamente mejor. La relación esfuerzo-recompensa, para mí, es la maldita cúspide de la evolución.

Así que, con todo, hasta unas gracias por ello.

19.8.09

Stories from the sea

Las cosas dan un giro de 360º cuando comes honradez. Esto es, vas, plantas la semilla, crece, florece, frutece (de fructificar, se entiende, para mentes rígidas), etcece, la cocinas; la ingieres. Gran parte de tu energía sale entonces de honradez, tuya, contigo mismo, y luego interaccionas con ella. El giro es de 360º pero los pies están en el mismo suelo que antes y los muebles a la misma distancia y posición que, también, antes. Por tanto esa mierda es interior. Pero sigue siendo una mierda que huele a palabras que empiezan por "auto" y "ñoño" y "eterna víctima existencial" que, la verdad verdadera, son cosas que se quedan para Wall-e, alguna que otra conversación post-coital y ya sabeis a qué me refiero.

I don't think we will meet again. You can't touch me, kamikaze.

O cómo usar un mismo disco, título y mensaje para dos momentos totalmente diferentes.

18.8.09

Picasso was a painter

El día que caiga en guay, moderna, tatuada hasta el culo, perforada hasta el alma, con diademas hechas con el manto de un vestido de gitana y buenorra de catálogo, por favor, que me den un par de hostias.

17.8.09

I slept in hell, you didn't

A veces las cosas no llegan cuando tienen que llegar. Ando imaginándome un enorme pedido de comida china (aunque aquí la menda sólo opte por lo mismo de siempre, sólo que en dobles cantidades) cuando, no sé, llevas 50 km de bici, la dejas por ahí, vuelves andando y descubres que no hay comida en el frigorífico. Es un ejemplo cutre y rápido del tema. El verdadero tema es en decir las cosas cuando hay que decirlas. Puedes cantar las cuarenta de diversas formas, lo más probable es que si te pillan alterado te salgan cien palabras por segundo y la otra persona, a la cual le suda la polla lo que tengas que decirle (o de lo contrario ni siquiera se estaría dando la situación en sí) escuche la mitad o sólo capte las medias frases con las cuales puede hacer uso de su putrefacta técnica de combate a lo cínico infalible. Sí, todo va estupendamente, pero a veces las cosas llegan más tarde y no por ello van a dejar de ser válidas. Me pasaron la letra de esta canción, de un grupo que no aguanto y que da la misma sensación que mascar el mismo chicle durante dos días enteros, pero la letra en cuestión, esta letra, me parece una forma increíble de dar con el puño a las narices de algo de lo que, aún, te da vergüenza haber formado parte. Necesitaría ser actualizado y cambiados algunos tiempos verbales, suprimido cosas, en fin, toda esa mierda (oh dios mío, podría afirmar, enfundada en una mascarilla de niña porcelana con el cerebro de un mosquito y las ideas de doncella parásito, que las canciones están escritas para mí). Esto no es un ejemplo de mala hostia. Es indiferencia a que pueda pinchar, I'm afraid.

13.8.09

Through flash photography



Es una mañana de Noviembre amanecida a las 8 a.m. por el mero hecho de levantarte de la cama, vestirte y salir de casa. Por lo demás, no ha amanecido en absoluto. Está lloviendo a cántaros, hace un frío de pelotas y la dirección no es especialmente atractiva. Aún así, el Ipod hace su trabajo en condiciones, y mueves los dedos con lo que convenga. Sales del metro y te das de narices con la china que gobierna siempre ese área, esta vez, vende paragüas. Tú, bueno, te las arreglas con el prehistórico. El primer paso de cebra a cruzar tiene un semáforo en rojo, que no suele tardar mucho, pero esta vez el viento tiene más prisa que nadie. Con todo, te parece divertido. De las pocas veces que dormir cinco horas y madrugar así se unen en surrealismo alelado. Sigues esperando al semáforo. Miras hacia tu izquierda, para ver cómo el personal aguanta la ducha. Caras serias, impacientes y arrugadas. Nadie es más guapo que un garbanzo estreñido en tales condiciones. También miras a la derecha, y las miradas coinciden. ¿No eres tú...? Sí, claro. Eeeey.
Cruzais el paso de cebra, y el siguiente. La cola del autobús hace la doble vuelta mortal, la que augura, siendo optimistas, media hora. Ahora la tormenta está justo encima, el viento dobla los paragüas y no hay maldita forma de proteger... lo que lleves. Tres cuartos hora. Ni un solo minuto de silencio. Hablar, hablar, hablar. Mirar a los lados y pensar que todo es sumamente bizarro. ¿Nos presentaron la semana pasada, o el día que nacimos? Apostaría por lo segundo. Todo esto es muy raro. Sobretodo, te hace reír.


Piece 1: ¿Qué harías si vieras a un animal en extinción comerse una planta en extinción?

Piece 2: Dejarle. Total, si los dos van a palmar, que disfrute el que se mueve, ¿no?
Piece 1: Respuesta correcta.
Piece 2: Ya, claro... podría haber sido cualquiera.
Piece 1: Ya, pero esa era válida.
Piece 2: Siendo sincera, la pregunta era muy bizarra.
Piece 1: No es mía. No sé dónde la ví pero me gustó.
Piece 2: ¿Y había que contestar según el colgao que lo planteó?
Piece 1: Ehm.. según el colgao que te lo plantea a tí.
Piece 2: O sea, tú. Empecemos por el principio...
Piece 1: Jajaja... en este caso, sí.
Piece 2: Ba wins!
Piece 1: Niiii de coña.
Piece 2: Yes, man. Ba Wins.
Piece 1: Bah, eso era un entrenamiento. Te reto a hacer este juego en otro sitio, y en otro momento.
Piece 2: ¿En el zoo?
Piece 1: Y con tequila.






























12.8.09

Pending staff

I never claimed to be your saviour.
I said I had a dirty mouth.
Stop analysing my behaviour if you're too dumb to work it out.
I've got to keep myself together. You know I hate to disappoint.
A masochistic lamb to slaughter.
Maybe you miss the point?

Now that you know what you know I bet you wish you could let it go.
You'll never come sucking your thumb.
Better off dumb.

You'll still don't know what to think of me.

8.8.09

The coming back

La mirada transcurre, repitiéndose, de la ventana a la puerta de un coche que va a ciento treinta kilómetros por hora en una autovía rodeada de bosques que, de un vistazo, te muestran toda la gama de verdes que puedes asimilar.

Entonces imaginas que, abriendo la puerta del coche a tal velocidad, desafiando a la lógica de la física con una sonrisa paralizante, ruedas por la carretera sin el menor rasguño, frenas la caída cuando a tí te parece conveniente y andas hacia donde tus seres más queridos andan al puro borde de la mejor definición del shock.

Es decir, que no pasa nada.

Podías olerlo, podías evitarlo, podías incluso, a la vez, mantenerlo... intuías algo especial, raro y demasiado normal como para ser cierto, y llevado a cabo. Quizás hace demasiados meses, reunidos ya en años, que no me impactan tanto unas palabras. No porque no se me hubiesen dicho. En el fondo, son las palabras más simples del mundo. En el suelo del fondo, con sinceridad y coherencia que yo creía extinguidas, o al menos fuera de lugar, seguramente en otros casos, por lo que fuera, incompatibles. Batidora leve, cosquilleante, baño maría de burbujas en el estómago. Sí, a eso le llamo yo impactar. En un buen sentido, al cual le abres la puerta y le dejas entrar. Dios, quién no echaría de menos algo así.

Va a ser que, de tanto dejar atrás, sólo queda pisar lo de delante. Ya lo sabes, a veces tienes que ser un niño de cinco años para entender esa frase.

Creo, me temo, que será un Sí.