Going, going, gone.
El mundo es muy pequeño. No sólo en una aldea como ésta ni en un iceberg como Madrid, también lo es en un país entero según las determinadas tribus, de las que se deriva su actividad "virtual". Vamos, que quieras que no, vas buscando por google cualquier gilipollez musical que se te antoja y te das de bruces con un antro en el que Fulanito de Tal cuenta que se folla o se está enamorando de Amapola del Campo que conoce a tu Vecino de Asunto X relacionado con tu ¿pasado? ¿presente? ¿futuro?. Algo así, un eterno Al salir de clase con una apariencia más femenina que otra cosa. El caso es que, ahora que la certeza se hace evidente, me da igual. Realmente es extraño, esto no debería funcionar así, pero algo se evapora del cuerpo. Es como si te hubiesen pagado en estupidez un trabajo longevo de vidente, y al dejarlo, las previsiones meteorológicas se confirmasen. O, imaginando algo más egocéntrico, una especie de Show de Truman a lo rulos, donde lo que parecía imposible es, los reyes son los padres y los giros argumentales son tan encajables que apenas puedes abrir la boca para decir "lo sabía". Yo pensaba que tenía miopía, y va a ser cosa superficial. Dios, el sentimiento es de liberación. Y vivieron felices y comieron perdices, supongo, digo yo, que si te pones el disfraz de hada y te montas tu propio cuento todo va de perlas, que los vasos se llenan y que debe importar poco con qué, que las confusiones tales como muestra la conversación anterior se palpan día a día, que la desesperación por parte de un cerebelo que sólo vive por y para encasquetarse de nuevo un remedio a lo que late entre las costillas es normal, es entretenido y, con las prisas, teatral. Güell, me han regalado hoy una Biblia, estaba claro que la liberación llegaría pronto.